La INCRE脥BLE HISTORIA de JOSU脡 y la TIERRA PROMETIDA 馃寗 HISTORIA B脥BLICA 馃摐

La INCRE脥BLE HISTORIA de JOSU脡 y la TIERRA PROMETIDA 馃寗 HISTORIA B脥BLICA 馃摐

Josu茅, de la tribu de Efra铆n e hijo de Nun, se destac贸 desde joven como guerrero valiente y asistente de Mois茅s durante los 40 a帽os en el desierto. Fue fundamental para ganarse la confianza de Mois茅s y del pueblo de Israel. Cuando Mois茅s envi贸 a 12 esp铆as a Cana谩n, Josu茅, junto con Caleb, mostr贸 fe y confianza en Dios, animando al pueblo a conquistar la tierra prometida, a pesar de los desaf铆os. Esta fe fue clave para que Mois茅s lo nombrara sucesor antes de su muerte, asegur谩ndole que Dios estar铆a con 茅l siempre, como lo hab铆a estado con Mois茅s.

La transici贸n de liderazgo se sell贸 con las palabras de Mois茅s en Deuteronomio 31:7-8, reforzando el papel de Josu茅 como l铆der ante Israel. Tras la muerte de Mois茅s, Dios instruy贸 a Josu茅: 芦Lev谩ntate y pasa el Jord谩n con el pueblo a la tierra que les doy禄 (Josu茅 1:2-6). Esta promesa divina le dio valor, y Josu茅 actu贸 con determinaci贸n, preparando al pueblo para cruzar el Jord谩n. El pueblo, confiando en su liderazgo, respondi贸 con obediencia, prometiendo seguirlo donde fuera.

Una de sus primeras decisiones estrat茅gicas fue enviar esp铆as a Jeric贸. Estos se alojaron en la casa de Rahab, una prostituta, quien los protegi贸 del rey de Jeric贸. Rahab, creyente en el poder de Dios, pidi贸 a los esp铆as que protegieran a su familia cuando la ciudad fuera destruida, lo cual aceptaron a cambio de que colgara un cord贸n escarlata en su ventana. Los esp铆as regresaron con un reporte optimista: 芦Jehov谩 ha entregado la tierra en nuestras manos禄 (Josu茅 2:24).

Tras cruzar el Jord谩n milagrosamente, cuando las aguas se detuvieron al contacto de los sacerdotes con el arca, Josu茅 erigi贸 un monumento con piedras del r铆o, como recordatorio perpetuo de la intervenci贸n divina. Luego, se enfrentaron a Jeric贸, una ciudad fortificada. En lugar de un asalto convencional, Dios orden贸 un ritual: marchar alrededor de la ciudad en silencio durante seis d铆as y, el s茅ptimo d铆a, dar siete vueltas y gritar. Al hacerlo, las murallas de Jeric贸 cayeron, y los israelitas tomaron la ciudad, salvando solo a Rahab y su familia.

La conquista de Jeric贸 fue un testimonio del poder divino, pero pronto enfrentaron una derrota en Ai debido al pecado de Ac谩n, quien hab铆a desobedecido las 贸rdenes divinas al tomar objetos prohibidos en Jeric贸. Tras purificar el campamento castigando a Ac谩n y su familia, Josu茅 recibi贸 instrucciones para atacar Ai nuevamente, esta vez con una estrategia astuta. Los israelitas lograron la victoria y destruyeron la ciudad.

Despu茅s, Josu茅 construy贸 un altar en el monte Ebal, como hab铆a ordenado Mois茅s, y renov贸 el pacto con Dios, reafirmando el compromiso de Israel con las leyes divinas. La campa帽a de conquista continu贸 con batallas decisivas contra reyes cananeos, incluyendo una coalici贸n que se opuso en Gaba贸n. En respuesta a una petici贸n de ayuda de los gabaonitas, Josu茅 atac贸 a los reyes enemigos de sorpresa y, en medio de la batalla, or贸 para que el sol y la luna se detuvieran, lo cual permiti贸 a Israel completar su victoria (Josu茅 10:12-13).

Tras consolidar el control sobre el sur de Cana谩n, Josu茅 convoc贸 al pueblo en Siquem, un lugar de gran significado hist贸rico, para renovar el pacto con Dios. Record贸 las obras de Dios desde la liberaci贸n de Egipto hasta la conquista de Cana谩n y urgi贸 al pueblo a rechazar la idolatr铆a y servir solo a Jehov谩. 芦Yo y mi casa serviremos a Jehov谩禄 (Josu茅 24:15), dijo, y el pueblo respondi贸 comprometi茅ndose a seguir a Dios.

La siguiente fase de la conquista implic贸 la distribuci贸n de tierras entre las tribus, cumpliendo as铆 las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob. Josu茅 supervis贸 la asignaci贸n de tierras mediante sorteos divinos, garantizando que cada tribu recibiera su porci贸n. Tambi茅n se establecieron las ciudades de refugio y se dieron tierras a los levitas, quienes no recibieron una heredad completa debido a su servicio en el tabern谩culo.

Con las tribus asentadas, Josu茅 reuni贸 al pueblo para dar sus 煤ltimas instrucciones. Les record贸 todo lo que Dios hab铆a hecho por ellos y les advirti贸 contra la idolatr铆a, inst谩ndolos a permanecer fieles a Jehov谩. En Siquem, renovaron el pacto con Dios y Josu茅 erigi贸 una gran piedra como testigo de este compromiso.

Josu茅 muri贸 a los 110 a帽os, habiendo servido fielmente a Dios y a Israel. Fue enterrado en Timnat Sera, en la tierra de su herencia, dejando un legado de obediencia y fe en Dios, el cual gui贸 a Israel hacia la tierra prometida.

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